Desde pequeña fui una fuente de problemas, me costaba entender el mundo, los comportamientos sociales y esto me llevaba a causar grandes conflictos. Eso sí, jamás noté esta soledad, jamás a esta asesina sangrienta y sin piedad que se sienta frente a mí y se ríe al ver como mi entorno se va rompiendo como si de un cristal al impactar contra la tierra se tratara.
Es como si la comedia y la tragedia bailaran mientras la ironía les otorga la música hasta que un día decide dejar de tocar y quiere bailar destrozando cualquier equilibrio, cualquier vida...
Valentía, esa será mi compañera, nadie me arrebatará la tranquilidad de mi interior. He matado al miedo a sangre fría , no he tenido piedad y es que la palabra desgracia ha sido la flecha más amable para mí, por no decir la única.
Si la única justicia verdadera habita en la muerte, ¿quién se puede creer con el poder de retirársela a un cuerpo que yace inerte el el suelo?
Espero a Ismene y el tiempo parece estar en mi contra. Un puñal se clava en mí, no sangro, no es más que la lentitud del sol que hoy decide hacerme esperar.
Esther
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