Como hijo suyo me cuesta mucho desobedecer sus leyes y ordenes, pero no puedo estar de acuerdo
en dicho castigo contra Antígona, ella no se merece que la castigue con la muerte incluso en mis
pensamientos deberíais darle recompensa, el pueblo la cree, la admira, por querer dar sepultura
a sangre de su sangre, por no dejar a la familia pudrirse en el miserable campo, esperando que
cualquier animal hambriento se coma su cadáver.
Aunque usted padre piense que las mujeres están por debajo de los hombres, y no merecen
ser reconocidas, ella, mi prometida Antígona se a ganado mi corazón y deseo ser su esposo.
Iré a por ella y nos casaremos.
Hemón.
Paula Sanz Bellés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario