CUARTA ENTRADA
Cuando Hemón llega es apreciable de la forma en que lo hace. Sin perder las formas, y sabiendo que su prometida está condenada por su propio padre por una acción que él mismo considera correcta, llega y empieza a hablarle. Le dice que al ser su padre, como hijo debe respetar sus decisiones, el acatará su actos sin reprochar ya que es su autoridad y más sabio que él, pero a medida que abanza el diálogo Hemón cambia de parecer, ya no quiere estar de acuerdo con su padre. Ahora ya no puede entender cómo su padre a condenado a muerte a su esposa. Por ello cuando Creonte ordena que traigan Antígona para matarla delante de su prometido, este decida irse corriendo, no piensa ni un instante. No quiere ver a Antígona morir y menos por órdenes de su padre.
Pienso que las acciones de Creonte sólo las justifica la ira. Al estar confundido con su decisión, no es capaz de ver que matando a Antígo lo único que puede conseguir es que su hijo, Hermón se suicide, hecho que ocurre más tarde en la obra. Si Creonte hubiera sido prudente y no cegado por la de ira, por las ganas de venganza, quizás hubiera sido capaz de ver su própio destino, es decir, la muerte de los suyos.
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