Céfiro

-Mario, ¡no te vas a creer lo que nos ha pedido la profesora de griego!

-Bueno, va, suéltame el royo...

-Si no quieres da igual...

-No, no, no; a ver, dime.

-Pues que tenemos que contar de una forma cómica un mito de uno de los dioses del viento. Yo he elegido a Céfiro, dios del viento del oeste, bisexual y fructificador. 

-¿Un dios fructificador y bisexual? ¿Cómo se come eso?

-Con fruta, por supuesto.

-Bueno, sí... ¿Y de qué va?

-¿El mito?

-Obviously. Si estamos hablando del mito del tío este no te voy a preguntar sobre la película del domingo. Vamos, digo yo.

-Lo he preguntado porque estábamos hablando del dios, no del mito.

-¿Pero me quieres contar el mito de una vez?

-Pues mira, en una cueva muy oscura de Tracia, vivía el dios del viento del oeste, Céfiro. Era el más suave y fructífero de todos, mensajero de la primavera. El se había casado con varias de sus hermanas pero, un día, vio a un hermoso y atlético espartano llamado Jacinto y decidió "salir de la cueva". Se enamoró perdidamente de Jacinto.

Apolo, atraído también por su belleza, no pudo resistirse a sus encantos y cayó como una mosca. Esto provocó un grave conflicto porque Jacinto eligió a Apolo y Céfiro enloqueció de celos.

Cuando un día les vio tan tranquilamente practicando el lanzamiento de disco, no pudo resistir su venganza. Sopló tan fuerte como pudo y esto provocó que el disco golpeara en la cabeza a Jacinto, quitándole la vida. Apolo, movido por el amor hacia el joven espartano, creó una flor que se llamaría igual que él, con la sangre que derramó.

-¿Y qué pasó con Céfiro?

-No lo sé. Yo si fuera él volvería a la cueva a pensar en lo que había hecho. Eso de matar a la gente por tonterías así es denigrante.

-Tú y tus "denigraciones"... Lo bueno es que cuando vuelva a ver un Jacinto me acordare de esta historia tan... extraña y divertida.

-Me alegro de que te haya gustado tanto, bueno me voy a enviar el mito este que ya voy tarde. ¡Adiós!

-Vale, ¡adiós!

Andrea Sánchez Roca, 1º Bachillerato A